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domingo, 19 de abril de 2009

Cualquier lugar, cualquier día

Ayer fui a ver una representación de la obra de mi amigo Ignacio Pajón Leyra, asiduo colaborador de Meφisto y miembro del equipo directivo de Ediciones Antígona. Ignacio, destacado relatista y dramaturgo, es autor de un buen número de obras a pesar de su juventud, algunas de ellas traducidas en el extranjero.

Su obra, titulada Cualquier lugar, cualquier día, provocó en mí un estado de reflexión que pronto se materializó en conversación con otra amiga, compañera doctoranda y una de las personas de mi edad con mayor capacidad crítica que conozco (mucho mayor que la mía, desde luego).

Intentaré resumir las conclusiones de esta conversación a la vez que explico la obra e insto al lector a que acuda sin falta a verla. Sólo le queda una semana en cartelera.

Cualquier lugar, cualquier día nos enfrenta a la realidad de la guerra con un prisma desolador y oscuro. Hasta aquí no habría nada particular si no fuese porque esa oscuridad está iluminada por una luz que no es la de la esperanza, sino la de un circo. El resultado es una danza de la muerte grotesca, con movimientos rítmicos ora hilarantes, ora patéticos que, a la vez que nos ahogan en la podredumbre del ser humano, nos arrancan la cabeza de ese charco para mostrarnos en su reflejo nuestra propia condición ridícula. Una de cal y una de arena podría decirse. Como los telediarios.

La conclusión que uno tiene al salir de la sala es: el Homo Sapiens no ha aprendido nada. No hay mejora. La Alejandría del siglo I a.e.c. o el Bagdad del siglo XXI, todo es lo mismo. El mismo desprecio por la vida humana y por la cultura que ésta crea. Una idea profundamente pesimista, en fin. Y, sin embargo, el hecho de que se nos permita reírnos de esa situación, es tal vez una forma de liberarse, de vencer al horror si se quiere, como en el chiste freudiano. Pero esto de nuevo nos lleva al pesimismo, porque quiere decir que tal vez sólo podamos vencer a la guerra de forma simbólica mediante el chiste o la mofa. En el exterior todo sigue igual.

El caso es que todos estos pensamientos me llevaron a replantearme mi idea de que el paradigma del pesimismo que hemos vivido en las últimas décadas se esté agotando, algo en lo que mucha gente (incluida mi amiga) no está de acuerdo y que Cualquier lugar, cualquier día parece efectivamente contradecir con vehemencia.

Defendiendo mi postura aduje que, seguramente, la obra de Ignacio podría perfectamente haber sido estrenada hace veinte años sin desencajar. Es lo mismo que me sucede con las últimas películas de Almodóvar o los hermanos Coen. Me encantan, pero pienso, no rompen con el paradigma, siguen viviendo en los años noventa. Y por otra parte, ¿quién lo hace?, es decir, ¿quién rompe el paradigma?. Tal vez no esté tan agotada la postmodernidad como yo pensaba. La fuerza tragicómica de Cualquier lugar, cualquier día parece defender a ultranza esta postura y, estemos de acuerdo o no con lo que transmite, provoca un estado de ánimo que es caldo de cultivo para el pensamiento crítico constructivo, y eso sí que es verdaderamente positivo.

Como dije, sólo le queda una semana, una lástima porque se merece ser vista por mucho tiempo. La obra se representa de jueves a sábado a las 20.30 en el bellísimo Teatro Espada de Madera, sito en la calle Calvario 21, en el madrileño barrio de Lavapiés, no lejos de la plaza de Tirso de Molina. Dejo un plano para que nadie se pierda y la encarecida recomendación de acercarse a ver esta magnífica obra, reflejo esperpéntico de nuestro tiempo.


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2 comentarios:

Unknown dijo...

Borja, he vuelto a los madriles, he encontrado trabajo aquí. Así que a ver si me da tiempo a ver la obra. Por cierto, la Calle Calvario parece que le va al dedillo como ubicación. Tengo pendiente de todas formas una visita al Bukowski contigo. Te llamo un día que pueda. Gracias por tu comentario en mi blog, me halaga que te guste el poemilla.

Un beso

Borja Menéndez dijo...

¡Hola Katia! Me alegro de que estés de vuelta y en marcha. Ahora me marcho unos días a Londres, pero dentro de una semana podemos quedar si quieres. Ya te contaré curiosidades y noticias varias. Espero que te guste la obra.
¡Besos!